Estos seres vegetales están en la Tierra hace mucho más tiempo que los seres humanos y transportan en su historia mucho de la evolución del planeta. Por eso, la filosofía zen, sugiere que dar un gran abrazo a un árbol es una manera eficaz de conseguir toda esta energía. La idea es que elija un árbol de un bosque, en un sitio con poco ruido y movimiento, y al abrazar el árbol, establezca con ella, un diálogo silencioso. Dejar la sensibilidad fluir permite percibir la energía que este ser transmite a través de su tronco.
Cuando Ud. reciba su energía, recuerde siempre que los árboles son seres sagrados, imponentes, hermosos en su esencia y apariencia, que su silencio, roto por el balance de las flores al viento, trae consigo la historia y la fuerza del planeta.
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