miércoles, 13 de octubre de 2010

PALABRAS




Había una vez un árabe que viajaba en la noche al frente de una caravana y sus servidores, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían más de 19 estacas para atar a sus 20 camellos.


Cuando lo consultaron, éste les dijo: "Simulad que claváis una estaca cuando lleguéis al camello número 20, pues como el camello es un animal muy tonto, creerá que está atado".


Efectivamente así lo hicieron, y a la mañana siguiente todos los camellos estaban en su sitio y el número 20 al lado de lo que imaginaba una estaca, sin moverse de allí.  Al desatarlos para marcharse, todos se pusieron en movimiento menos el número 20 que seguía quieto, sin moverse.  Entonces el jefe dijo: "Ahora, haced el gesto de desatar la estaca de la cuerda, pues el muy tonto aún se cree atado".


Así lo hicieron y el camello entonces se levantó y se puso a caminar con todos los demás.


Esta es una buena imágen que ilustra en qué consiste la situación humana.  Vivimos programados e incapaces de ver por nosotros mismos ni decidir por nosotros mismos, sino por hábitos, por herencias y gestos determinados por la costumbre y por nuestra programación.  El viejo cuento del pez que no quería salir de su pecera porque tenía miedo de ahogarse en el mar sería la mejor definición del hombre frente a su realidad.


Cuando estamos dormidos no tenemos miedo de los sueños, pero sí tenemos miedo de despertar a la realidad, porque supone un cambio.  Preferir los sueños a la realidad es de muy tontos, pero lamentablemente vivimos así.


Cuando venía para aquí, en el avión, me dijeron: "¡Mira, ya salimos de la India, ahí está la frontera!"


Yo me asomé y por más que miré no vi ni una sola línea ni una barrera natural de separación.  ¡Nada! ¡Pero es que existen barreras en la Naturaleza?  No están más que en nuestra mente, son parte de nuestra programación.


Toda la tierra es de todos, y toda cultura no es más que ideas que nos separan.


Anthony de Mello (1931-1987) nació en la India, ingresó en la orden jesuita y luego estudió Psicología en EE.UU.  Fue un notable predicador que trató de transmitir los valores de la sabiduría oriental buscando una síntesis superadora.

HERBORISTERIA Y SUS USOS Y BENEFICIOS

FARO CULTURAL

ARTE

Nuestros derechos como mujer

"Los límites empiezan por una misma: una debe respetar los espacios propios y los tiempos personales para lograr que los demás los respeten (...).
Pero eso no tiene que hacernos ceder en nuestros deseos y necesidades.
Sólo una puede luchar por sus sueños y cumplir sus propósitos".

Sueños...

Sueños ... Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,decidí ver cada noche como un misterio a resolver,decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.,Me dejó de importar quién ganara o perdiera;ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien «Amigo». Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,«el amor es una filosofía de vida».Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas...Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.Desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar. Walt Disney