Las primeras páginas de El Cementerio de Praga nos muestran a un hombre de sesenta y siete años que escribe sentado a una mesa, en una habitación abarrotada de muebles: es el capitán Simonini, un piamontés afincado en la capital francesa, que desde muy joven se dedica al noble arte de crear documentos falsos. De pocas palabras, misógino y glotón, el capitán se inspira en los folletines de Dumas y Sue para dar fe de complots inexistentes, fomentar intrigas o difamar a las grandes figuras de la política europea. Caballero sin escrúpulos, Simonini trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia, e incluso Hitler acabará aprovechándose de sus malvados oficios, esos que hacen brillar cada página de esta magnífica novela.
Hace poco menos de un año que Pablo Rouviot, un reconocido psicoanalista, terminó una turbulenta historia de amor desde entonces, se ha transformado en un hombre taciturno y solitario. Una noche, una joven de 27 años llega a su consultorio y le formula un pedido bastante par ticular. El cuerpo de su padre, un poderoso empresario, fue encontrado
acuchillado en un descampado cercano a su casa, y su hermano, un joven con graves problemas psicológicos, está acusado de haber sido el responsable del crimen. Paula necesita que la ayude a demostrar que su hermano es inimputable, alguien incapaz de comprender la peligrosidad de sus actos. Sin embargo, antes de responderle, Pablo decide hacer algunas averiguaciones y de a poco recompone una trama siniestra en la que nada es lo que parece. Médicos, policías, abogados y amantes se confabulan en un cuadro turbio que se suma a una historia familiar cargada de violencia y zonas oscuras. Desde ese momento, el día a día del psicólogo se
transforma en una pesadilla en la que únicamente lo moviliza una obsesión: llegar a la verdad, por más dolorosa que sea.
Los Padecientes, la primera novela de Gabriel Rolón, es un thriller psicológico que lleva algo de luz a los umbrales de las relaciones humanas sin por eso perder de vista dos características que lo convierten
en un libro vibrante: su pulso cinematográfico y el vértigo de un policial que corta el aliento. Si asomarse a la historia nacional con auténtica curiosidad y espíritu crítico, sin prejuicios, implica un verdadero desafío, mucho más arriesgado es interrogar el mundo íntimo de los personajes públicos. Con este tercer volumen, luego de Pecar como Dios manda y Argentina con pecado concebida, Federico Andahazi completa su investigación sobre más de quinientos años de nuestra historia para comprender el cruce entre sexualidad y
política. Con seriedad, respeto y solvencia, y también con la fluidez y claridad que lo caracterizan como escritor, Andahazi se sumerge en una gran cantidad de documentos y testimonios que muchos hubieran preferido mantener ocultos. En esta opor tunidad indaga la década infame, el peronismo y el antiperonismo, la última dictadura
militar, la recuperación de la democracia, la "fiesta" menemista, la crisis de 2001. Al profundizar en la vida de Perón, Evita, Isabel, López Rega y los militantes de Montoneros, entre muchos otros, revela aquellos aspectos de la intimidad que cambiaron el curso de la historia. Y llega, incluso, a dar su testimonio e interpretación de hechos
muy recientes, tales como la aprobación de la ley de matrimonio igualitario y los conmovedores momentos vividos ante la inesperada y súbita muerte de Néstor Kirchner, a los 60 años, a fines de octubre de 2010. Días impactantes y tan trascendentes que han abierto ya un nuevo capítulo en nuestra historia y cierran, a su vez, esta obra audaz, inteligente y apasionadamente reflexiva. Además de confirmar a Andahazi como uno de los más importantes escritores de su tiempo, la magnífica trilogía de la Historia sexual de los argentinos postula que para comprender la esencia de un país hay que ahondar en el entramado de sus relaciones sexuales.
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